Con las últimas esperanzas contacto a Amigos de la Cultura por recomendación de una amiga y por primera vez conozco a María Belén. Recuerdo con especial cariño que en nuestra primera conversación me pidió abrir la cámara y a pesar de los kilómetros que nos separaban pudo llegar a mi corazón de mamá.  Me dio la seguridad de que ella haría lo posible por ayudarme a que el intercambio de Lucas fuese una realidad.

En la siguiente semana y con comunicación constante que disminuía mi ansiedad ante la incertidumbre, pero siempre confiando en que los tiempos de Dios son perfectos, recibo el mensaje del equipo de Amigos de la Cultura informándome que una familia había acogido a Lucas.

Para mi sorpresa no era cualquier familia, a pesar del corto tiempo eligieron una familia maravillosa, cuidadosa, generosa y con gustos afines a los de mi hijo. No podía estar más agradecida, después de un año en el que otras dos organizaciones, una de ellas vinculada con el colegio en el que estudia Lucas me habían dejado en la mitad del proceso, Amigos de la Cultura a través de la voz cálida y segura de María Belén lo hacían realidad, con acompañamiento constante para todos nosotros. Solo puedo tener infinita gratitud y recomendarlos siempre como la opción más segura para realizar esta formadora experiencia.